Hoy ha sido un día especial para mí, de mucho aprendizaje, de conocer algo que nunca antes había conocido y de admirar la fuerza de los movimientos comunitarios en este rinconcito del mundo. Hoy he podido conocer un bachillerato popular, y no uno cualquiera, uno muy especial. La Mocha Celis.
En primer lugar me gustaría contar qué es un bachillerato popular, ya que es un concepto que no había escuchado antes, y que quizá la mayoría de personas que lea esto tampoco. Si bien la propia palabra lo expresa, el concepto de «bachillerato popular» se refiere a escuelas en la que se imparten clases de educación tanto formal como no formal para todas las personas que quieran finalizar sus estudios. Surgen como una respuesta popular al problema de la falta de acceso a la educación en determinados barrios o zonas de Argentina. En sus inicios fueron desarrolladas por las propias vecinas de los barrios, que fueron creando pequeñas escuelas para garantizar que los jóvenes adultos que no habían podido terminar sus estudios tuviesen una oportunidad de hacerlo.
Después de varios años de surgimiento de estas iniciativas populares, así como de presión por parte de la ciudadanía y los grupos de activismo, muchos de estos bachilleratos han obtenido el reconocimiento formal por parte del Estado, comenzando a considerarse escuelas públicas de educación de jóvenes y adultos. Esto otorgó a estos centros acreditaciones oficiales educativas, lo que supone un gran avance para estos bachilleratos populares, ya que por ejemplo el profesorado puede acceder a salarios por el trabajo educativo que desempeñan. A pesar de ello siguen existiendo muchos no reconocidos que se sustentan con la militancia y el activismo de las vecinas y vecinos de los barrios.
Una de los aspectos que creo que es fundamental destacar y que más interesantes me han resultado es el enfoque que tienen muchos de estos bachilleratos: «la construcción colectiva del conocimiento». Está basada en la pedagogía de Paulo Freire, y concibe la educación como una construcción progresiva que se va formando entre los profesores y los alumnos. Es decir, rompe con la división educativa más tradicional, en la que el sujeto activo es el profesor (el que imparte el conocimiento), y los alumnos un sujeto pasivo (que recibe el conocimiento), para darle una perspectiva más comunitaria.
Esto en la práctica significa que por un lado se trabajan aspectos educativos más formales y relacionados con la trayectoria académica, pero por otro lado los aspectos que traen los alumnos al aula, más relacionados con sus historias de vida, con su cultura del trabajo, su cultura de la salud etc. La disposición de las aulas es circular y todos estos aspectos que traen los y las alumnas consigo son trabajados en el grupo como parte del conocimiento y del saber que se va construyendo. Podría decirse que las clases no tienen una estructura determinada siempre, sino que también se van adaptando a las necesidades de las personas que acceden. Además, se crean asambleas entre los profesores y las alumnas que permiten debatir acerca del planteamiento de las materias, temas sociales relacionados con las escuelas etc. generando grupos participativos y que toman conciencia de sus propios procesos.
En Argentina existen unos 100 bachilleratos populares, 30 de ellos se encuentran en Buenos Aires, y esta semana he tenido la oportunidad de conocer y participar de uno muy especial, llamado La Mocha Celis.
Mocha Celis fue una activista travesti de la ciudad de Tucumán que fue asesinada por disparos de la policía en la ciudad de Buenos Aires. La situación aún no está esclarecida, pero dio pie a que este bachillerato popular fundado en el año 2011 tomase su nombre. La idea que hace surgir este bachillerato es garantizar el derecho a la educación de las personas travestis, trans y no binarias y hacer frente a las barreras estructurales que enfrentan. Fue la primera escuela trans/travesti del mundo, y ha generado movimientos similares en otras partes de Latinoamérica.
A pesar de que el origen de este espacio consistía en los derechos del colectivo LGTBIQ+, es un espacio no excluyente, que acoge a personas pertenecientes a otros colectivos tales como personas migrantes, madres solteras, personas afrodescendientes y en definitiva cualquiera que quiera finalizar sus estudios. Además, no sólo se centra en el aspecto educativo sino que imparte talleres, actividades, charlas y está involucrado en diversas luchas sociales.
En resumen. La Mocha Celis es un espacio seguro en el que muchas personas que tienen o han tenido dificultades de acceso a los estudios pueden terminar los mismos en un entorno educativo popular. Para mí, ha sido un privilegio haber conocido el espacio, y en general el concepto de bachilleratos populares. Me sorprende la gran capacidad que tiene el movimiento popular y ciudadano en Buenos Aires. Pienso que este tipo de experiencias son un claro ejemplo de solidaridad, conciencia y resistencia, y más aún en estos tiempos de Neoliberalismo que atraviesa La Argentina. Dejo el link a su web por si a alguien le interesase echar un ojito, porque además de gente encantadora son muy profesionales!!!
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